Las organizaciones sociales se asemejan a cualquier empresa. Tienen misión, colaboradores y resultados que -a veces- lejos de ratificar sus metas, les hacen replantearse. Sus líderes también tienen mucha ambición, pero no codicia.
Desde su nacimiento, o en el camino, cada organización social se distingue en su propio quehacer. Por ejemplo, en torno a la educación, unos aplican el arte para la autoestima de los niños (Crearte, Entregarte); o retoman profesores jubilados (Fundación AraucaníAprende), capacitan también a los apoderados (Fundación CAP); preparan profesores para educar a los adultos (CreceChile); refuerzan matemáticas captando a los niños con juegos y fútbol (CreaMás); desarrollan habilidades tecnológicas con concursos de robótica (Mustakis); integran niños Down a colegios regulares (Complementa); crean bibliotecas en centros comerciales (La Fuente); o persiguen la reinserción escolar (Súmate); entre muchas otras Fundaciones que están trabajando en torno a la educación.
Para los universitarios, así como unos amigos se organizaron para dictar preuniversitarios gratuitos (Preuniversitario Popular); otro grupo se motivó para evitar la deserción universitaria (Portas).
Cada organización nace para satisfacer una necesidad y, como cualquier empresa, sobrevive y se fortalece a la luz de sus logros, porque sólo los resultados positivos atraen más voluntarios y nuevos recursos.
En este mercado ya sorprendente, destacan aquellos grupos que nacen en silencio sólo para articular las necesidades de las propias fundaciones. Como Simón de Cirene que, a través de consultorías, profesionaliza la gestión de estas organizaciones. Recientemente creada, la Fundación Web desarrolla sitios de Internet gratuitos para emprendedores; la Red de Alimentos, que entrega alimentación a 108 organizaciones sociales y Elige Bien, que dona toda la ganancia de su agua mineral Agua Late a otras Fundaciones. Así también merecen reconocimiento, ProBono y Trascender que ofrecen horas de profesionales a las entidades sociales que no pueden pagar estas asesorías.
El mercado real, todos nosotros, nos beneficiamos de estos empresarios sociales. La visión y el talento de estos emprendedores, sumado al trabajo en equipo de muchos voluntarios, están haciendo de Chile un país más justo, que busca dar a todos igualdad de oportunidades. Incluyendo a las cientos de organizaciones sociales que no hemos mencionado, aquí va nuestro reconocimiento a todos ellos.
El título me pareció interesantísimo, imaginé que venía una crítica fuerte y sin miedo a las seudo-instituciones denominadas «sin fines de lucro».
El descenlace…decepcionante.
Fome el artículo.
Interesante articulo, bueno conocer a gente que trabaja por el bien común.