Mezclando ingredientes sencillos, elaborando cubiertas, flores, y adornos varios para decoración de tortas, un grupo de microempresarias dedicadas a la pastelería van amasando no solo los accesorios decorativos, también sueños de crecimiento. Con la dedicación y el talento de los artistas van armando y ensamblando decoraciones atractivas llenas de vida y color para atraer nuevos clientes.
Alimentar la creatividad y fortalecer sus emprendimientos ofreciendo una oportunidad de crecimiento y desarrollo para microempresarias del rubro pastelería, a través de la decoración de tortas con diseños atractivos, es el principal objetivo del curso de Pastillaje Básico, desarrollado por Trabajo para un Hermano.
Gracias al financiamiento de Codelco por intermedio de la donación del remanente del 1% de capacitación, las participantes sacan a relucir sus talentos y sus potencialidades. Con sus manos van combinando ingredientes, amasando y cortando masas que ensamblan sobre torres de bizcochos. No solo arman las cubiertas de las tortas, también con precisión y arte van creando flores que harán la diferencia entre su competencia.
Para Catalina Faúndez, Directora del Centro de Desarrollo Local Barrancas de Cerro Navia, el curso de Pastillaje brinda las herramientas necesarias para integrar la innovación en la decoración de tortas. “Gracias al curso han podido darle un valor agregado a sus productos. La idea es que las microempresarias accedan a un conocimiento de técnicas que potencien su trabajo. Esto les permite fortalecer sus negocios utilizando su creatividad para aumentar sus ventas”.
Color, diseño, sabor
Hasta ahora todas sabían hacer tortas, pero sus diseños eran tradicionales y sus ventas solo se remitían a sus vecinos, amigos y familiares. En muchas ocasiones sus clientes les pedían decoraciones más complejos y algunos les llevaban imágenes sacadas de Internet como ejemplo, pero no tenían el conocimiento para cumplir con las expectativas.
Gracias al curso las microempresarias han potenciado sus capacidades para, desde ahora cumplir con las demandas más exigentes de sus clientes.
Maritza Valenzuela, es jefa de hogar. Cuenta que lleva tres años en el negocio, pero sentía que necesitaba mejorar sus productos para acceder a nuevos clientes y obtener mejores ingresos.
Esto la motivó a buscar nuevos rumbos. Decidió, por primera vez, participar de un curso, ya que hasta ahora su aprendizaje se reducía a recetas de revistas y programas de televisión. Ingresó al curso de Pastillaje, donde asegura ha tenido la oportunidad de aprender nuevas técnicas de diseño y a potenciar su emprendimiento.
“Mi trabajo me gusta y por eso quiero mejorar. Quiero llegar a tener una pastelería. Por eso agradezco la capacitación, sobre todo porque les dan una oportunidad a mujeres como nosotras que no tenemos medios para acceder a cursos como estos. De hecho ya he aplicado los conocimientos y ya he vendido tortas con nuevos diseños. Mis clientes se van felices, ellos han notado mis avances. Antes llegaban con modelos sacados de internet pero yo no sabía como darles en el gusto porque no sabía como hacer los diseños, ahora ya me manejo mejor y puedo cumplir lo que ellos me piden”.
Por su parte, Margarita Sánchez Jofré, banquetera, lleva dos años trabajando y tratando de conformar un equipo de trabajo que preste este servicio. Una de las áreas donde buscaba tener una mejor presentación era justamente el de la pastelería.
Sabe que sus clientes optarán por sus servicios si lo que entrega visualmente es más atractivo y de calidad. Hasta ahora si sus clientes requerían una torta especial ella compraba todo hecho e incluso el costo de hacerlo encarecía sus servicios.
Cuenta que gracias al curso aprendió a ella misma diseñar, y armar tortas que son la delicia en sabor, color y diseño. “Ahora se hacer más cosas, ya no pierdo tiempo en buscar en las tiendas cosas para decorar. Aprendí que con un par de huevos, azúcar y otros ingredientes sencillos, yo misma puedo decorar las tortas. Ahorra tiempo y dinero y dejo a mis clientes felices.
Para Margarita el apoyo de la fundación ha sido primordial ya que permite que las microempresarias que no tienen posibilidades de pagar un curso de los que ofrece el mercado, puedan acceder a mejorar no solo la calidad de sus productos sino que también mejorar la calidad de vida y sus expectativas de crecimiento.
“Agradezco a la fundación porque estos cursos son caros y no tengo ingresos para pagarme un curso. Acá nos entregan las herramientas para que uno trabaje y eso es lo que a mi me importa. Yo no quiero que me regalen cosas, yo necesito aprender a hacer las cosas, yo creo que lo mejor para un ser humano es que te entreguen las herramientas en forma digna para salir adelante, todas las que estamos aquí buscamos eso”.