Una de las herramientas más exitosas para la superación de la pobreza es promover el empoderamiento, organización y solidaridad entre personas individuales, familias y comunidades. La unión y confianza entre personas, ayuda a que éstas tengan más posibilidades de alcanzar sus anhelos y mejorar sus condiciones de vida.
Justamente a esto apunta Fondo Esperanza (FE), institución de desarrollo social que desde hace 13 años apoya el micro emprendimiento como motor de desarrollo personal y comunitario. Actualmente, FE se encuentra trabajando por los sueños de 100 mil emprendedores entre Arica a Chiloé y aportando a la construcción de un país más justo.
Las(os) emprendedoras(es) de Fondo Esperanza cuentan con miles de historias de superación. Son el reflejo de la voluntad y ansías que tienen estas personas por construirse un futuro mejor. No importa la hora, el tiempo o el día de la semana, cada jornada es una posibilidad para cumplir con sus sueños.
Tal es el caso de Érika Romero, peluquera de Puente Alto, que desde hace ocho años es emprendedora de Fondo Esperanza. “Siempre quise tener un negocio y mis cosas propias. Cuando me separé me quedé sin casa, sin trabajo estable y necesitaba generar más dinero”, asegura Érika al explicar su motivación por ingresar a FE.
Ella decidió dedicarse a la peluquería, porque era un oficio que había estudiado y era la oportunidad de poner ese conocimiento en práctica. “Por esto, con los primeros créditos compré materiales y ofrecí mis servicios tocando las puertas casa por casa, además de a sus familiares y amigos”, relata Érika.
Sobre los cortes de pelo que más piden en su peluquería, esta emprendedora cuenta: “Los clientes les gusta harto los cortes de Arturo Vidal. Están de moda los peinados con muchas líneas, además del englobado a lo Romeo Santos o el corte princeso. “Toda la plata que me prestó Fondo Esperanza me ha beneficiado mucho. Por ejemplo, pude postular a un subsidio para comprarme la casa donde hice una ampliación para instalar mi peluquería. Avancé harto como persona”.
Exequiel Espinoza es un emprendedor de Fondo Esperanza que trabaja con un puesto en las ferias libres de Puente Alto. Sus compañeros de la feria “Sindicato Casas Viejas” vieron que era una persona aplicada y lo invitaron a participar del Banco Comunal (BC) “Proyecto esperanza”.
“Los préstamos que he solicitado los he utilizado para comprar harta fruta de modo que el puesto se vea bien bonito. Pero como decía el prócer Felipe Camiroaga, no hay que echar todos los huevos a la misma canastita; por eso también uso el dinero para renovar mi vehículo y la patente del negocio”, indica Exequiel.
Según relata este microempresario, su experiencia en FE ha sido buena, llenadora al máximo y que le ha ayudado a tener muchos logros personales. “Antes era un proleta que trabajaba para otro y ahora soy dueño de un negocio y mi propio jefe”.
El caso de Andrés Huenuqueo, microempresario de Pudahuel que fabrica y vende ollas de aluminio, cuenta que: “Los primeros créditos los utilicé para comprar materiales para fabricar mis ollas. Pero mi objetivo, es postular a los créditos más altos para modernizar mi negocio, comprar un nuevo torno, modelos y renovar el sistema de repujado”, señala.
Este emprendedor cuenta que su negocio le ha dado la libertad de viajar por todo Chile: “Con mi mujer recorremos todo el país visitando las fiestas religiosas como las de Santa Rosa de Pelequén, La Candelaria, La Pampilla, La Tirana y Andacollo. Como a esos lugares van mucha gente, la venta es muuuy bueeeeena”, enfatiza.
En el caso de Cecilia Valdebenito, quien tiene una tienda de cojines y almohadas en el Persa Teniente Cruz de Pudahuel, la ayuda de Fondo Esperanza ha sido clave en el desarrollo de su negocio. “Gracias a los préstamos pude adquirir mejores telas y rellenos que me permitió ofrecer productos de mayor calidad. Ofrecer una mercancía sobresalientes, nos ha asegurado tener una clientela fiel”, asegura la emprendedora.
Cecilia agrega que lo más importante, es que con los créditos pudo adquirir máquinas Overlock y Recta industriales y, posteriormente, comprar un furgón que le ayudó a aumentar su producción. Es por esto que ella indica: “Fondo Esperanza me ha servido mucho, me ha ayudado a ordenarme, a tener una buena contabilidad y sacar costos. Ha sido un gran apoyo para hacer crecer mi emprendimiento”.
Durante agosto, el mes de la solidaridad, Fondo Esperanza está realizando su campaña 2015, la que tiene como objetivo que más personas se acerquen a alguna de sus 240 oficinas que tienen entre Arica y Chiloé. Para más información de la institución de desarrollo social, pueden ingresar a su sitio web: www.fondoesperanza.cl