Fundadora de Casa de la Paz: “Irse a la granja a hacer pan es opción para pocos”

Abogabir es periodista, pero ha dedicado su vida al cuidado del medio ambiente.
Abogabir es periodista, pero ha dedicado su vida al cuidado del medio ambiente.

Cuando Ximena Abogabir cumplió 35 años, renunció a una agencia de publicidad que había fundado, dejando atrás un excelente grupo humano, éxitos profesionales y premios. Cuatro años le tomó comenzar un nuevo proyecto: Fundación Casa de la Paz, que nació de la invitación de la destacada siquiatra Lola Hoffmann, a hacer algo por el “mundo que elegimos”.

Este año la ONG cumplió tres décadas de funcionamiento. Pero no todo fue fácil: cuando hablaba de contaminación ambiental, la tildaban de «hippie excéntrica». La periodista sólo contaba con la certeza de alinear su vocación con su trabajo.

Hoy trabaja junto a 50 profesionales especialistas en acuerdos y alianzas entre empresas y comunidad. De esta forma educan para fomentar proyectos de desarrollo sustentable, económicamente viables, socialmente justos y que consigan bienestar para todos.

—¿Por qué Casa de la Paz?
—En los 80 el tema era la guerra fría y restablecer las democracias en América Latina; en los 90 superada la guerra fría, entendimos que el tema medioambiental era prioritario, y en los últimos años, como sabemos  que los gobiernos no van a resolver las cosas, trabajamos creando alianzas entre el sector privado y la sociedad civil para lograr cambios.

—¿Medioambientalistas que conversan con las empresas?
—La gente quiere trabajo y aumentar los ingresos, hacerse los lesos con eso sería loco; es lo que dejó marginado el movimiento ambiental que llamaba a la gente a la granja de la abuela y hacer el pan, esa era una opción para poquitos. Las grandes mayorías sí querían una mejor calidad de vida.

—¿Cómo les ha ido en la relación con la empresas?
—Cuando llegan los empresarios a la Fundación  Casa de la Paz buscando su experiencia  en resolución de conflictos para mejorar su relación con las comunidades,  se encuentran con la respuesta: sí, pero… La Fundación no es asesoría y pone sus condiciones, lo que aleja a muchas empresas  que no están preparadas  para incorporar la temática ambiental.  Tenemos como misión lo socioambiental y como prioridad la sustentabilidad.

—¿Y qué dice la experiencia?
—A finales de los 90 las primeras empresas que recibían un mandato de su casa matriz para que hicieran ‘algo con la comunidad’ se preguntaban  ¿Qué es la comunidad? ¿Qué hacemos?  Muchos piensan que captando los líderes y creando un fondo concursable pueden seguir haciendo las cosas como antes. Dones lo que dones, si no te haces cargo de tus impactos, la buena voluntad no va a estar.  Si tú le das a la comunidad beneficios, los van a recibir; pero si sigues impactando y vas deteriorando el medioambiente, vas a tener problemas.

—¿Despertaron solas las comunidades o hay activismo?
—Todavía hay gente que piensa que el despertar de las comunidades es cosa de activistas como en Freirina, donde quienes iniciaron el movimiento fueron las tías del jardín desesperadas por las nauseas de los niños. Querer echarle la culpa a “activistas” es querer poner el problema afuera.

—¿Hay relación entre medio ambiente y pobreza?
—Cuando hay un episodio de contaminación los niños más afectados son las que viven en un ambiente frío,  las madres salen al consultorio, sin plata y no hay buses, el drama es infinitamente mayor. Preocuparse de que no haya contaminación es un asunto de toda la sociedad. Hoy cuando se habla de pobreza se habla de calidad de vida y  el entorno es fundamental. Hay un estudio que demuestra que una zona que no tiene árboles tiene dos grados menos de temperatura  en invierno y dos grados más en verano,  no se tempera sin árboles.

Es anacrónico no ver la relación entre deterioro ambiental y calidad de vida y sobre todo el mayor impacto entre los grupos más vulnerable. El tema es la equidad ambiental, ¿donde se van las plantas de tratamiento de aguas servidas, los rellenos sanitarios, las plantas termoeléctricas? Los pobres, además de cargar con la pobreza, tienen que cargar con un medio ambiente deteriorado.

0 respuestas a “Fundadora de Casa de la Paz: “Irse a la granja a hacer pan es opción para pocos””

  1. A veces ocurre que los acontecimientos perversos ya no son posibles de detener. Así acontece en muchos lugares de la patria. Estimula aquel incordio, los seudo paradigmas que estimula la publicidad. ¿ Como detener aquello?, desde el Estado, porque desde lo privado, es muy poco. Están ocupados de prepararse para halloween. De ahi que, las iniciativas particulares de » hacer el pan en la casa», sigue siendo valida. Un refugio para la belleza.

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