
El día en que decidí escribir esta columna, me encontraba caminando por la Alameda en dirección al metro, cuando noté que trabajadores de un banco y dueños de locales comerciales se encontraban instalando planchas de maderas para cubrir y proteger sus vitrinas. Todo esto lo hacían porque al día siguiente iba a haber una marcha por la educación. Y para evitar que rompieran los vidrios y/o saquearan sus locales (como ya ha ocurrido otras veces) decidieron cubrir sus tiendas o puestos comerciales con el fin de prevenir el desastre. Si bien esos prevenidos puede que tengan mejor suerte que aquellos que no se cubren con maderas, probablemente igual ocurran desmanes a causa de algunos delincuentes infiltrados en una marcha que persigue una causa noble.
Semanas antes de ver a los locatarios convirtiendo tiendas en verdaderas fortalezas, recibí un mail de parte de mi isapre informando el alza de mi plan de manera unilateral. Investigando sobre el tema, encontré decenas de páginas webs de abogados que ofrecen interponer un recurso de protección para evitar el alza previamente anunciada por esas instituciones. Incluso encontré una página de la Superintendencia de Salud (que depende del gobierno), donde se explica cómo gestionar los alegatos o reclamos a las alzas de las isapres mediante la presentación del referido recurso cautelar. En paralelo, hablando con amigos, familiares y compañeros de trabajo, me enteré de mucha gente que sí ha presentado el reclamo y ha logrado que el alza no se lleve finalmente a cabo.
En mi opinión, tanto las planchas de madera para cubrir las ventanas como el recurso de protección para evitar el alza, representan exactamente lo mismo: básicamente son parches parciales que buscan evitar solo consecuencias del problema, y que simplemente no están siquiera cerca de solucionar la cuestión real y de fondo. Más allá de estas dos situaciones puntuales, pareciera que nos estamos acostumbrando en Chile a actuar de esa manera. Sin ir más lejos, en vez de ver soluciones reales para prevenir de raíz la delincuencia y robos de casas, cada vez vemos hogares con mayores medidas de seguridad como alarmas, cámaras, cercos eléctricos, entre muchas otras cosas, como si fuera lo más normal del mundo. La misma lógica, de soluciones parciales y no de fondo, la podemos ver incluso en algunos proyectos y reformas planteadas por el actual gobierno. Definitivamente, podría seguir enumerando muchos casos similares que suceden en Chile donde no somos capaces de ver ni de enfrentar los problemas de fondo, y simplemente recurrimos a alternativas para solo maquillar el problema o evitarlo en el corto plazo sin arrancarlo de raíz.
Llevando lo anteriormente planteado a la esfera empresarial, lo primero que se me viene a la cabeza es la responsabilidad social de algunas empresas (RSE). Sí, porque no es raro ver empresas con muy malas prácticas en el desarrollo de sus negocios, pero que cuentan con un área de RSE (qué lamentablemente muchas veces dependen directamente del área de marketing o comunicaciones) para buscar a través de acciones puntuales, mejorar su imagen. Todo esto, sin solucionar los verdaderos problemas que producen en su operación y que hacen que los consumidores, proveedores o los distintos stakeholders cuestionen su modo de hacer negocios.
En fin, planteo lo anterior porque me encantaría que como chilenos hiciéramos una pausa y analizáramos todas estas situaciones. Que distinto sería si de una vez por todas nos diéramos cuenta que algo nos pasa. Que debemos ser capaces, poco a poco, de tener menos locales cubiertos con madera cuando hay protestas, o casas con tremendos sistemas de seguridad, y más soluciones de raíz a la delincuencia. Que distinto sería si se dejaran de presentar tantos recursos de protección para evitar las alzas, y más soluciones del gobierno para mejorar el funcionamiento de las isapres y así evitar los abusos. Que distinto sería que hubiera menos empresas preocupadas de comunicar unas pocas acciones de RSE, y más empresas que lleven su negocio cotidianamente de manera íntegra, de una manera socialmente responsable. En definitiva, me gustaría que de una vez por todas nos preocupemos de los problemas que realmente importan, y seamos capaces de enfrentarlos de la forma que corresponde, para que así Chile avance por el camino correcto.