Posicionar como tema relevante la Cooperación Chilena a través del voluntariado en África ha representado un esfuerzo continuo para organizaciones de la sociedad civil como EducAfrica, que hoy implementa iniciativas en Kenia y Sudáfrica, impulsando planes educativos que abarcan tres programas: becas de estudios, asesoría educativa y mejoras de infraestructura. Lo importante es que este tipo de esfuerzos buscan compartir buenas experiencias, pero tras un profesional trabajo de diagnóstico en terreno, se adecúa a la realidad y la idiosincracia del país receptor de la ayuda.
A través de proyectos como “Intervenciones técnico – pedagógicas a escuelas en situación de extrema pobreza en Kenia y Sudáfrica”, y con el apoyo del Fondo Chile contra el Hambre y la Pobreza, una inicativa del gobierno de Chile a través de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID) y el programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); podemos hacer realidad un ideal, que es el de ayudar a quienes más lo necesitan con proyectos que generen impactos concretos en la vida de las comunidades.
Actualmente, voluntarios chilenos trabajando en terreno en las Escuelas de Saint Martin en Kibera y Destiny School en Mathare, Kenia, identificando necesidades para luego realizar la intervención en conjunto con el partner local (Universidad de Strathmore) y el equipo de profesores de ambas escuelas. Sin duda, este esfuerzo es de enriquecimiento humano y cultural recíproco, y busca fortalecer la educación primaria y pre básica en África.
Desde los comienzos de nuestro trabajo colaborativo hemos desarrollado distintos talleres para la comunidad escolar. Se busca tratar temáticas que se levantan como una necesidad tanto de los alumnos como de los profesores.
El impacto que buscamos es transversal. En palabras de Nelson Mandela “la educación es la herramienta más poderosa para derrotar la pobreza”; el sello de nuestro programa es actuar a través de los ejes de alimentación saludable, infraestructura básica, y becas.
Nuestro trabajo implica un proceso por etapas, no buscamos ser asistencialistas y entregar la solución directa, sino construirla de la mano con la comunidad. Confiamos que sólo si el beneficiario de la cooperación se apropia de una práctica y se compromete en su proyección, encontrará sentido en ella y será sustentable el apoyo en el tiempo.
“Darle sentido” a la cooperación internacional es una tarea de todos los sectores y no responsabilidad única del Estado, es así como hoy se involucran activamente nuevos actores como la academia, el sector privado y las ONG´s, los que hoy comprenden que las necesidades globales de las personas son un compromiso ético que va más allá de nuestras fronteras y que así como nuestras comunidades son susceptibles de recibir ayuda en casos de catástrofes, existen brechas en todos los países y es deber de todos compartir conocimientos y experiencia, materializanado una entrega no asistencialista, sino constructiva con miras al desarrollo sostenible.