
En esta sociedad, donde las tecnologías actuales nos dan la oportunidad de estar conectados y conocer distintos sistemas educacionales del mundo, está comprobado que la calidad de la educación se juega al interior de la sala de clases. Todas las reformas educacionales exitosas de los últimos años son las que han entrado ahí, enfocándose en el niño como centro del proceso y trabajando en la formación y preparación de los profesores.
En nuestro país se están emprendiendo una serie de transformaciones al sistema que buscan mejorar la calidad y volverlo más inclusivo. Estas han sido inminentemente legislativas y aún no hemos reflexionado en los cambios necesarios para mejorar de manera efectiva el aprendizaje de los alumnos. Gran cantidad del financiamiento ya están comprometidos en definir la calidad del sostenedor, incluso considerando la compra por parte del estado, de colegios que hoy día tienen un buen desempeño. También se busca mejorar las condiciones de trabajo de los profesores, (Plan Maestro) y aún no conocemos como se pretende mejorar el proceso de enseñanza/aprendizaje de los niños al interior del aula.
Para mejorar esta situación es necesarios buscar respuestas a las siguientes preguntas:
¿Cómo mejoramos nuestras escuela?, ¿Cómo pueden mejorar los profesores su labor? ¿Qué hacemos para que todos los niños aprendan? ¿Qué nuevas metodologías de aprendizaje necesitamos hoy día, de acuerdo a los cambios de nuestra sociedad? ¿Qué visiones pedagógicas se deben implementar de acuerdo a las distintas realidades del país? etc.
No hay duda que este tipo de preguntas, nos llevarán a encontrar soluciones a las grandes falencias de nuestro sistema. Cuando el 46% de los alumnos de 4º básico de nuestro país no tiene el nivel de lectura necesario para tener éxito en su trayectoria educativa, no podemos ser complacientes con estos resultados. La urgencia de abordar a la brevedad las transformaciones que requiere el interior de la sala de clases, la labor docente y la organización de las escuelas, no pueden seguir esperando, ya que esta es la única manera de lograr igualdad de oportunidades, mejorar la gran desigualdad que existe hoy día y dar un paso adelante para el desarrollo del país.
No podemos seguir distrayéndonos en cambios que no van en la dirección indicada. Son también necesarios, pero no podemos correr el riesgo de creer que estas transformaciones mejorarán automáticamente la calidad, porque no será así.
En los últimos 20 años se han implementado diversas reformas que si bien han traído avances, no han logrado cambiar la enorme desigualdad del sistema actual donde los alumnos más vulnerables del país siguen recibiendo una educación de mala calidad en comparación a la que reciben alumnos de sectores de mejor nivel socioeconómico.
Es por esto que el título de esta columna es un llamado de atención, a todos los involucrados en estas reformas para que vayan al interior del aula y vean lo que es necesario hacer para que los niños no tengan de pensar, “cuándo mi vida, cuándo” corregirán este sistema que mantiene las enormes desigualdades socioeconómicas de nuestra cuna de nacimiento.