Desde el corazón: la tragedia de Gaza

Patricio Cuevas-Parra wv
Patricio Cuevas-Parra, Consejero Senior, Participación de la Infancia, Abogacía y Justicia para los Niños World Vision International, en Medio Oriente

Toma años construir relaciones armónicas, de paz, en que la gente y especialmente los niños, puedan desarrollarse en armonía unos con otros, con la naturaleza y consigo mismos. Sin embargo, una chispa repentina puede traer a primer plano lo más negativo de la naturaleza humana: su capacidad para odiar, su ferocidad para con sus semejantes. Los últimos decenios nos han ofrecido un espectáculo de horrores: las guerras tribales de África, la desintegración de la ex Yugoslavia, el endémico antagonismo entre palestinos e israelitas, matizado por diversas circunstancias, con periódicos estallidos.

World Vision tiene Proyectos de Desarrollo de Área en Gaza, como en todos los lugares del mundo en que el sufrimiento, por cualquier razón, está presente. El desplazamiento, el aislamiento, la miseria – el 38 % de la población vive en la extrema pobreza – nos hizo pensar en este pequeño universo, con una densidad de población mayor que la de Nueva York, atrapados en un territorio sellado del resto del mundo. Por un lado por Israel y por otro lado Egipto, en que tratan de educarse casi medio millón de escolares. El futuro es sombrío: la cesantía, antes del comienzo de los ataques, era de un 40%, elevándose a un explosivo 50% entre los jóvenes. Peor aún, estudios epidemiológicos hechos en la población infantil, muestran que 32% de ellos tienen severos problemas de salud mental por shock post traumáticos por lo que necesitan ayuda siquiátrica urgente y que un 49% tiene síntomas más moderados.

Es difícil mencionar el número de muertos, porque aumentan por minutos. Lo último al momento de esta información: más de mil palestinos muertos, la mayoría civiles, 400 eran niños, más de 2.500 heridos de los cuales 521 son niños y…. la tragedia sigue desarrollándose. Mientras que 1780 hogares han sido completamente destruidos o severamente dañados, 22.900 civiles desplazados están albergados en 24 escuelas manejadas por las Naciones Unidas. Parte de la ciudad está a oscuras y sin agua potable. Simultáneamente, grupos armadas de Gaza siguen disparando cohetes sobre Israel, hiriendo civiles.

Por su lado, durante un alto al fuego de 5 horas, World Vision alcanzó a hacer un catastro entre los niños patrocinados de sus proyectos y sus familias. De partida, 115 programas de jóvenes han cerrado sus puertas, 17 niños patrocinados se vieron con sus hogares completamente destruidos mientras que la destrucción fue parcial en 58 casos, pero lo más trágico es que todos los niños patrocinados de la parte norte de Gaza han sido obligados a abandonar sus hogares y están refugiados en las escuelas de las Naciones Unidas.

Durante esta tregua, los funcionarios y voluntarios de World Vision han podido distribuir medicamentos en un hospital y víveres en las zonas en las que trabajan, alejando así el espectro del hambre por un corto tiempo.

Mientras los medios ofrecen sesudos análisis y especulaciones, en que expertos con escalofriante frialdad discuten los muertos y la destrucción y su conveniencia (!) para un bando u otro, como si se tratara de comentar una compleja partida de ajedrez, la deshumanización señorea.

¿Qué podemos hacer nosotros, en un país lejano, que felizmente no conoce estas polarizaciones extremas? Tal vez meditar y poner en práctica sabias palabras como las de Howard Zinn: “Y si actuamos, aunque sea en forma pequeña, no tenemos que esperar un grandioso futuro utópico. El futuro es una sucesión infinita de presentes, y vivir ahora como creemos que los seres humanos deberían vivir, desafiando todo lo malo que nos rodea, es, en sí mismo, una maravillosa victoria». No olvidemos que aún la muerte de un solo niño para promover un objetivo militar o político debe ser rechazada.

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