El actual sistema de básica y media no distingue, que hay niños con talentos y aptitudes diferentes pidiéndoles a todos rendir por igual para luego traducir el aprendizaje en un rating como: SIMCE, PISA o PSU. Esto nos lleva a enseñarles a todos por igual, matándole su creatividad individual e uniformándoles su capacidad intelectual.
¿Cómo podrán desarrollar la tan necesaria diversidad intelectual y creativa que se requiere en el mundo de hoy?
No estamos hablando de tener una educación personalizada para cada alumno, porque es imposible, pero sí es posible usar herramientas diversas que pongan acento en distintas sensibilidades, permitiendo que el alumno amplíe su aprendizaje y potencie sus talentos y aptitudes personales.
Cuando entran a la educación terciaria (técnica o universitaria) -a los 18 años- se les obliga a tomar decisiones que podrían afectarle para el resto de su vida profesional, muchas veces sin tener la madurez para decidir. Nuestro sistema se basa en carreras de especialización desde el primer año, por lo que se abandona una educación general que les permita descubrir sus gustos y talentos. Una vez más se ven presionados por la PSU, ranking de notas y un proceso de admisión de cinco días. No hay razón alguna que justifique este apuro, diseñado al servicio de las instituciones y no de los alumnos .
Estos ejemplos nos llevan a pensar lo urgente e indispensable que es que las autoridades políticas, ministeriales e instituciones de educacionales tomen conciencia de estos problemas y comiencen a poner al alumno como el centro de la educación. Sin duda que se equivocarían menos de cómo lo han hecho hasta ahora.