Empoderar desde la acción

Rodrigo Figueroa dentro
Rodrigo Figueroa es periodista de la Universidad Andrés Bello. Se desempeñó en comunicación estratégica para luego incorporarse al Desafío Levantemos Chile. Allí trabajó junto a Felipe Cubillos y hoy está a cargo de los proyectos de Marketing del Área de Emprendimiento de la ONG.

“La ciudadanía está empoderada gracias a las Redes Sociales”. Bastante seguido se lee y escucha esta frase. Sin embargo, me suena como un eufemismo para continuar con el equilibrio entre de establecido y para mantener las cosas tal como están; y no lo que nuestra sociedad realmente está viviendo.

Las manifestaciones públicas se han tomado la agenda del país. La “ciudadanía empoderada” busca que los parlamentarios, el Estado y las empresas, apliquen los cambios que sugieren para solucionar las situaciones que los aflige. Ellos no requieren que quienes causan los problemas entreguen las soluciones. Necesitan que los propios ciudadanos las encuentren.

Recuerdo una conversación que tuve con Joaquín Arnolds y Felipe Cubillos (fundadores del Desafío levantemos Chile que fallecieron en el trágico accidente aéreo de Juan Fernández). Viajábamos en auto hacia La Greda para conocer cómo ayudar en su problema medioambiental provocado por las termoeléctricas ubicadas en el sector. Aquella vez conversamos sobre muchas cosas, pero lo que realmente no olvidé fue la convicción de empoderar a la sociedad civil. 

Joaquín proponía que las personas eligieran qué tipo de energía querían comprar o qué porcentaje de la actual matriz debíamos diversificar. Preguntarles si desean una Patagonia inundada, con hélices y paneles, o con plantas de carbón, sería mejor que cualquier encuesta.

Trasferir las soluciones de los problemas de la ciudadanía es fortalecer a la sociedad civil. Se debe acabar de una vez con el paternalismo o asistencialismo, que ha calado tan hondo en los chilenos. No cabe duda de que hay que generar las oportunidades para quienes no las han tenido, pero una vez que logran estar en igualdad de condiciones para que elijan con libertad.

Basta de las entidades presuntuosas que, desde sus escritorios, creen saber qué es lo mejor y qué corresponde hacer. Sobran los ejemplos de recursos –privados y estatales– que proponen soluciones que no son «prácticas» para sus a los “beneficiados” sobran.

Una verdadera ciudadanía empoderada no es la que reclama, es la que decide cambiar y trabaja para concretarlo.

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