
Vivimos en un contexto donde pareciera que los problemas aparecen cada vez más aceleradamente, pero en el cual las soluciones no siempre se desarrollan con la misma velocidad y dimensión. Es por ello que vamos percibiendo cada día con mayor urgencia el desafío de lograr un crecimiento sostenible y equitativo.
En ese contexto, hemos tendido a dejar la responsabilidad de la solución en manos del Estado y la sociedad civil; dos sectores que tienen un papel fundamental, pero cuya acción no es suficiente dada la velocidad con que actualmente se desarrollan los cambios.
Frente a esa inquietud, resulta razonable hacerse al menos dos preguntas íntimamente relacionadas al modelo económico predominante.
“¿Qué ocurriría si las empresas no generaran externalidades negativas, o incluso si sólo generaran externalidades positivas?”
“¿Cómo sería el mundo si pusiéramos el mercado como motor de desarrollo al servicio de los grandes problemas sociales y ambientales que tiene actualmente la humanidad?”
Las Empresas B (o Bcorporations en EEUU) son empresas que redefinen el sentido del éxito de los negocios, usando el mercado para dar solución a problemáticas sociales y/o ambientales.
Estas empresas se comprometen de forma legal y vinculante a operar con los más altos estándares sociales y ambientales. Dicha obligación legal es la base de las Empresas B, y facilita a que consumidores, autoridades y otros públicos puedan reconocer la diferencia entre organizaciones de esta categoría y otras que puedan estar haciendo sólo un buen marketing.
Son empresas que tienen un propósito que va más allá de los beneficios económicos. De hecho, para ellas las utilidades no son más que un muy buen instrumento que facilita ayudar a resolver problemas sociales y/o ambientales. Por lo tanto se trata de organizaciones con fines de lucro, pero que se han cuestionado profundamente el “Para Qué” de su existencia.
Una vez definida esa razón de ser, lo siguiente que importa es el “Cómo”. Las Empresas B tienen niveles de desempeño con altísimos estándares en todo su quehacer. De hecho, para ser certificadas como Empresas B, deben pasar por un proceso de verificación en cuanto a prácticas de alta responsabilidad con trabajadores, proveedores, clientes, comunidades, medioambiente, entre otros. Es por ello que la Certificación B, a diferencia de otros certificados, verifica a la empresa en su conjunto, y no sólo un área, producto o proceso.
Es por esto mismo, que las Empresas B tienen una gran capacidad de innovación, ya que la generación del triple impacto (social, ambiental, económico) es parte central de la organización.
Se trata de empresas que combinan las herramientas del mercado con la pasión de la sociedad civil para ofrecer soluciones efectivas a la pobreza, la perdida de los servicios de ecosistemas, la contaminación, o la desigualdad económica y de género entre otros ámbitos.
En Sudamérica la primera empresa en certificarse fue TriCiclos, en Enero de este año. A la fecha ya existen 17 nuevas Empresas B, 11 de las cuales son chilenas, y en este momento existen más de 120 empresas de muy diversos rubros que están comprometidas a incorporar este sello diferenciador.
0 respuestas a “Empresas B, el nuevo sentido del éxito”
Excelente columna Gonzalo, me parece (o más bien, me gustaría) que la industria en general se está moviendo hacia ese lado, un abrazo
Gonzalo, me parece muy interesante el surgimiento de este nuevo sentido de las empresas e imagino el potencial enorme que podría surgir en complemento del Business Model Canvas de Alexander Osterwalder.
Estoy haciendo mi tesis de Magister en Diseño Avanzado y me gustaría mucho si pudiéramos discutir más el tema; ¿Cómo podría contactarte?
Saludos,
Gracias Trinidad. Por favor visita http://www.sistemab.org . Saludos, Gonzalo