¿Qué ámbito dentro la responsabilidad social es el más relevante? la verdad es que ninguno… o más bien depende. Depende de la empresa, del foco de su negocio, de sus objetivos, de sus grupos de interés y de los impactos que genera. Así por ejemplo en la minería, el medio ambiente es clave para la sostenibilidad de la industria en el largo plazo, pero no podríamos decir lo mismo de una empresa de comunicaciones. Es así como las particularidades del negocio definirán, en una buena parte, los focos de priorización.
Lo que sí considero posible afirmar, es que hay algo que está detrás de la estrategia de responsabilidad social de una empresa y es el cimiento de una empresa socialmente responsable: la ética. La palabra ética viene del griego ethos, que significa morada, el lugar donde vivimos, pero también significa el carácter, el modo de ser y la costumbre. Desde la tradición Aristotélica, la ética es “un modo de ser que se va adentrando e incorporando a la propia existencia”. Cada empresa tiene un modo de ser común que se refleja en su cultura organizacional y en cómo se toman las decisiones del día a día. A pesar de que el marco ético de una organización no esté definido, éste existe y está presente en la forma que nos relacionamos con los proveedores, autoridades, accionistas, trabajadores y el medio ambiente.
Una empresa que aspire a ser socialmente responsable no puede dejar de ser consciente de su ética. Los hábitos que están instalados, los criterios para tomar decisiones, las formas de relacionarse entre las personas y con todos los grupos de interés, el cómo se busca y cómo se define el éxito, son elementos que reflejan sus valores. No basta con declarar ciertos valores en la página web, lo que importa es cómo se viven en el día a día. La cultura de una organización es capaz de impulsar a las personas a dar lo mejor de sí, pero también puede hacer lo contrario.
No son pocos los casos de empresas que se han visto envueltas en grandes escándalos que involucraban a muchas personas de la organización. El más emblemático a nivel internacional, probablemente es el caso Enron. Si estudiamos su cultura organizacional vamos a encontrar que la búsqueda de éxito económico a cualquier costo, estaba presente en muchos niveles, era un modo de ser en los años previos al escándalo.
Los ejemplos como el de Enron, La Polar y otros, se relacionan con el tener una mirada de corto plazo que busca atajos para llegar rápidamente a un resultado. Es por esto que la visión ética está en el centro de la sustentabilidad, porque implica una mirada de largo plazo y una concepción del éxito basada en la integridad, donde no sólo importa llegar a la meta, sino cómo se llega. Esta visión construye confianza hacia y dentro de la empresa, por lo que puede transformarse en una tremenda ventaja competitiva.
Si la ética de una empresa no es sana y no se orienta hacia el bien común, difícilmente se podrá llevar a cabo una estrategia de RSE en forma consistente. Nadie quisiera ver que alguna de las empresas más premiadas en los rankings de RSE por sus innovadores programas, esté dentro de las más multadas por la dirección del trabajo o esté coludiéndose para fijar sus precios. Es por esto que vale la pena cuidar la columna vertebral de la RSE.