La sexy y errática educación de calidad

Las cifras son alentadoras; 160 mil beneficiados con gratuidad. Palabras como derecho, justicia y calidad rechinan en los oídos. La última, es infalible en cualquier discurso. Para nadie es una sorpresa que en los últimos diez años se ha usado y requete usado convirtiéndose en uno de los sex symbol chilenos. Y no es que esté en desacuerdo, que no se mal entienda, no creo que sea malo utilizarla, el problema, a mi juicio, es no entender su significado.

Por lo tanto, ahora que la gratuidad a algunos nos dejó contentos−aunque sin duda algo inquietos−, la conversación debiese tornarse seria, pero seria de verdad. Y la primera pregunta debiera ser: ¿ayudará la gratuidad a nuestros niños, de todos los sectores, a tener la real opción de elegir su futuro? Porque, eso me huele más a calidad. Entregar a la gente la oportunidad honesta para escoger; independiente del apellido, el barrio y el color de pelo con que nacieron.

El otro día un headhunter de una reconocida consultora me contó que aún hay empresas que usan el colegio como filtro para escoger algunos cargos. Ahí es cuando debiera darnos vergüenza hablar de justicia. Porque en esta situación, da igual el desempeño de los alumnos de colegios municipales, pues si quisieran llegar a esos puestos simplemente nacieron sin chance para lograrlo. Por lo tanto, la universidad, la gratuidad y el título importan un comino para algunos y seguirá siendo así de no sincerar la discusión.

Por otra parte, se mide la “calidad” con pruebas que no garantizan nada. Es más, el resultado de la PSU no asegura éxito. En cambio, está comprobado que elementos como la determinación, el autocontrol y el coraje sí lo hacen. Luego, ¿cuántos los incluyen en sus discursos cuando hablan de calidad?

Por lo tanto, la gratuidad es sólo un paso− a mi parecer de atrás para adelante−. El problema es bastante más profundo. Porque muchos de nuestros niños van a seguir llegando a 4º medio sin saber las tablas de multiplicar, el 50% de los universitarios continuará abandonando sus carreras, algunas empresas persistirán en métodos poco éticos para designar a sus profesionales y los resultados de la PSU serán abismalmente dispares entre los colegios según su dependencia cada año. Y prometo que esto es sin afán de pesimismo, todo lo contrario. Mi llamado es a que hagamos verdadera justicia y eduquemos lo que sí importa; hagamos de nuestros jóvenes futuros profesionales de excelencia, seres capaces de transformar el país y enseñémosle que vale mucho más una meta clara que la nota de una prueba.

Por eso los problemas idealmente se empiezan a resolver desde sus orígenes y la raíz de esta enfermedad, señores, lamentablemente sigue estando en nuestras salas de clases.

0 respuestas a “La sexy y errática educación de calidad”

  1. Tiene toda la razón ¿señorita o señora?, es la calidad la que se ha pedido desde un principio, pero «no se oye Padre». Ahora bien, independiente de lo anterior, claro, es en las aulas donde se debe mostrar calidad, y en un principio, es el Profesor, quien tiene que mostrar dicha calidad, dado que al mostrar, también lo muestra a el.
    Mientras no se resuelva el asunto de calidad, la «gratuidad» es solo un volador de luces. Mas encima no puede ser total o universal, pierde todo sentido de ser.

  2. es por algo que solo las universidades que tienen una garantizada calidad son gratuitas, el peor error habría sido darle gratuidad a IP’s o Universidades privadas en donde mas estudian alumnos y tienen mayores matriculas, pero donde la calidad no es garantizada y se tranza «educacion» por plata, de ahi viene la dudosa calidad profesional, opino que la gratuidad debe ser solo de entidades que pueden dar calidad.

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